Por Chaunie Brusie, blog de Disney Baby
Sus brazos están alrededor de mi cuello e inhalo profundamente, deseando poder memorizar la sensación de esas extremidades rechonchas presionadas contra mí, esa perfecta sensación de sentir su peso mientras se relaja y se duerme.
¿Hay algo más perfecto que tener a tu bebé en brazos?
Puede sonar un poco loco, pero admito que me encanta ver cómo los padres sostienen a sus pequeños en brazos. Hay algo increíblemente especial en ese amor perfecto y en la confianza que solo un hijo puede brindarle a un padre. No hay smartphones ni pantallas que distraigan la atención, ni notificaciones más importantes que ese momento. Cuando los brazos se funden en un abrazo perfecto, solo existe una conexión completa y total.
Admito que soy tan culpable como cualquier otra mamá conectada que trabaja. Mi teléfono nunca está muy lejos y mis dedos se ponen ansiosos cuando escucho el pequeño zumbido de otro correo electrónico que llega a mi bandeja de entrada. He dormido a bebés mientras leía mi muro de Facebook y tomado fotos de mis hijos, solo para darme vuelta inmediatamente y publicar sus caras sonrientes.
A veces es muy difícil equilibrar los beneficios que la tecnología me ha brindado como mamá (por ejemplo, conseguir una niñera con solo enviar un mensaje de texto, o pagar facturas rápidamente, o construirme una carrera que me permite estar más tiempo en casa con los bebés, que es algo por lo que trabajo muy duro), con el constante atractivo de una conexión que siempre será fugaz y falsa.
Pero estoy tratando de resolverlo.
Se trata de dar pasos simples, como cerrar realmente ese teléfono y evitar la tentación de echarle un vistazo, concentrarme en una tarea a la vez en lugar de tratar siempre de realizar varias, especialmente delante de mis hijos (piensa en cómo te sentirías si alguien estuviera mirando su teléfono frente a ti) y apagar las pantallas durante más tiempo en nuestra casa.
Y los beneficios están ahí, esperando, cálidos y acogedores como un abrazo:
risas en nuestro hogar en lugar del ruido de fondo de varias pantallas a la vez, conversaciones rodeados de migas y de café que se enfría en la mesa del desayuno, momentos junto a los más pequeños que a veces simplemente me necesitan, y necesitan mi total atención, en sus vidas.
Últimamente me sorprende la presencia de la némesis más grande de mi vida, ese pequeño ladrón que es el tiempo: se escapa y se lleva a mis bebés, uno por uno, lejos de mí. Mis bebés están creciendo y (¡literalmente!) no van a caber para siempre en mis brazos, pero aun así sé que necesito encontrar una manera de mantenerlos siempre cerca de mí.
Eso podría significar cosas diferentes a medida que crecen y que cambiamos como madre e hijos, pero por ahora, mantener a mis bebés cerca es bastante simple.
Se trata de apagar y conectarse.
Se trata de acurrucarse y reír.
Se trata de besar esas pequeñas mejillas y sonreír.
Se trata de pasar tiempo juntos sin ninguna otra distracción.
Se trata de balancear a mis bebés, abrazarlos y aprovechar todas las oportunidades que pueda para acercarlos a mí con un abrazo.
Porque cuando los brazos de mi bebé me envuelven en el abrazo más perfecto del mundo e inhalo profundamente para sentir ese perfecto olor a bebé, me doy cuenta de que ya tengo la única conexión que realmente necesito en mi vida.
Y no necesita Wi-Fi.
Imagen: Disney Baby