Respaldo de brazos y espalda. Antes de amamantar, asegúrate de estar sentada cómodamente y de que tu espalda, tus pies y tus brazos tengan buen respaldo. Usa un cojín para amamantar u otra almohada firme y gruesa para ayudar a soportar el peso del bebé. Al principio, parecerá muy liviano, pero después de 20 minutos ¡se sentirá mucho más pesado!
Haz el emparedado de pezón. Comprime toda la parte oscura de tu pezón con el pulgar en la parte de arriba y los dedos debajo. Hazle cosquillas al bebé en la boca con tu pezón para que su boca se abra por reflejo y, luego, pon todo el emparedado de pezón lo más dentro de su boca que puedas. El objetivo es poner la parte “rociadora” de tu pezón en la parte trasera de su lengua. Sabrás que estás bien ubicada cuando la boca del bebé se selle fuertemente alrededor de casi toda la parte oscura de tu pezón.
Tómate tu tiempo. Las primeras semanas no puedes amamantar con demasiada frecuencia ni durante demasiado tiempo. Deja que tu bebé se alimente cuando lo desea y durante el tiempo que desee de cada lado. Un recién nacido puede necesitar hasta 30 minutos por lado para satisfacerse y, probablemente, necesite alimentarse cada una a tres horas. Una vez que tu bebé y tú se acostumbren, las comidas comenzarán a acelerarse y separarse naturalmente.
Cuenta pañales. No hay una forma simple de saber, exactamente, cuánta leche bebe un bebé que es amamantado, pero sabrás que tu bebé está bebiendo suficiente si ves que su mandíbula se mueve y lo escuchas tragar; si produce, al menos, seis pañales mojados cada 24 horas; y si está ganando peso a un ritmo de, al menos, media onza por día.
Sandy y Marcie Jones son las autoras de
Great Expectations: Baby’s First Year (Grandes expectativas: el primer año del bebé). Pide tu copia a
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